25 julio 2009

El golfo de los poetas de Fernando Clemot

Barataria publicará el septiembre la novela de Fernando Clemot el Golfo de los poetas.

Opinión crítica sobre «El golfo de los Poetas»
por Jordi Gol Corzo


El golfo de los Poetas discurre paralela a dos ejes temáticos principales: la memoria y el absurdo existencial. Leo Carver es una figura lúcida que, lejos de aceptar la ausencia de sentido de la vida, se enfrenta al mundo desde una actitud trágica, a través del exceso alcohólico, sexual y social, aún sabiendo que su lucha ante el vacío está condenada al fracaso. Buscando algo que justifique su vida, se embarca en un viaje en busca de una memoria imposible. Incapaz de retener sus recuerdos recientes, lo que le obliga a apuntar todo en una libreta, trata de dar un mínimo sentido a su vida reconstruyendo un momento fundamental de su trayectoria vital a través del contacto con lugares y personajes del pasado. Pero su visión deformada de la realidad se interpone constantemente y crea una historia distinta, una realidad subjetiva que se impone a la objetiva, creando un escenario paralelo, más real si cabe para la torturada mente de Leo Carver.
De esta forma, y a través de una singular interpretación de la novela memorialística, ya que se organiza en una compleja estructura –instalada en el tiempo subjetivo de la geografía mental del protagonista- de fechas, vivencias y anotaciones en las libretas, el punto de vista de Leo Carver lo invade todo y nos cuenta su propia realidad a través de su personal hermenéutica de los acontecimientos. El personaje se constituye en centro de la novela y de él emana la narración. De ahí que el lector, seducido por la personalidad de Carver, se deje arrastrar, llevado por su percepción del mundo, pero manteniendo siempre una sombra de duda, de sospecha de que es más la voluntad de Carver la que impone los hechos que estos por sí mismos. Dentro de este contexto Carver se exhibe a sí mismo como un ser torturado, en lucha constante contra un absurdo existencial que no comprende y que se niega a aceptar. Un personaje de tragedia clásica en busca del error trágico que lo condujo a su caída, pero mantiene una dignidad titánica en su particular descenso sin retorno a los infiernos. Un personaje cuya talla moral no viene dada por sus obras y sus actos (que más bien resultan amorales) sino por su capacidad de rebelión ante lo que cree absurdo, aunque sepa que esa rebeldía solo le va a conducir al desastre.
Todo ello narrado con un estilo personal, de una coherencia impecable con hallazgos tan fascinantes como los “conceptos-bisagra” (conceptos que abren puertas a otros)- y con un fino manejo de la ironía que alcanza todo su esplendor en la parte final de la novela

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