Podría decirse que Juan Antonio Maesso (Ciudad Real, 1949) no es un escritor al uso, pues sabe crear sus propios códigos literarios en donde tienen cabida elementos como el escepticismo o la más fina ironía. Esa sensación es la que se trasluce al leer la colección de diez cuentos que ha reunido bajo el sugerente título de «El varón desenfocado» (Barataria).
Como bien dice este autor, «tengo la suerte de escribir lo que quiero». Así, si su primera novela, -«El lenguaje del agua» (Renacimiento)- era una historia escrita desde la emoción y el aprendizaje, en su siguiente obra, «Simón y Sophie» (Almuzara), se descolgó con una narración de vampiros en las que homenajeaba a la literatura gótica, con referencias inevitables a sus juveniles lecturas del pasado: Poe, Mary Shelley o Lovecraft, entre otros.
Mientras escribía su nueva novela fueron surgiendo una serie de historias, algunas más breves y otras más largas que a lo mejor nunca iban a dar pie a otra novela, pero que si tenían la autonomía y la entidad suficiente como para formar parte de un libro de cuentos. El autor relata la génesis de alguno de ellos: «Hace cinco años, Marcos-Ricardo Barnatán me contó una historia y me dio permiso para que yo la adornara, dando paso al cuento «Cortezas crujientes». Hay otro relato que surge del mosqueo que tengo porque el Estado nos sobreprotege demasiado con temas como el del tabaco. Tenía las cosas tan claras que al final los escribí en dos meses».
En todo caso, reconoce Maesso que «estas historias me entretiene porque soy de la opinión de que se escribe por divertimento, y si yo sufriera escribiendo, no haría ni una linea».
A pesar de que estos cuentos son independientes, algunos personajes «se meten sin pedir permiso en las historias de otros, apareciendo o desapareciendo, y eso es un recurso que me ha parecido gracioso», reconoce este escritor.
Con este libro Maesso demuestra ser un autor a contracorriente, que no se doblega a las exigencias editoriales. Por eso apostó por el género del cuento, que en los últimos años ha sido muy denostado. «No sé por qué las editoriales no quieren arriesgar y prefieren novelones de mil páginas cuando ha habido grandísimo escritores de cuentos como Borges o Truman Capote». En ese sentido agradece el apoyo de la editorial Barataria y del prologuista del libro, Antonio Rivero Taravillo.
El futuro está en la mujer.
En cualquier caso, lo que si es evidente es que la figura masculina sale muy «desdibujada» o «desenfocada» en estos relatos, tomando siempre la iniciativa las mujeres: «Creo que el futuro está en la mujer y su situación laboral se bebería equiparar a la del hombre, lo malo es cuando ellas pierden los papeles cuando quieren parecerse al hombre», admite. También Maesso se declara «moderadamente feminista», aunque no transige con las más radicales.
Y como no hay dos sin tres, la tercera novela del autor saldrá publicada en octubre. Estará protagonizada por un profesor universitario que lleva una vida anodina y que de forma sesgada se ve relacionado con los acontecimientos del 11-M.
Como bien dice este autor, «tengo la suerte de escribir lo que quiero». Así, si su primera novela, -«El lenguaje del agua» (Renacimiento)- era una historia escrita desde la emoción y el aprendizaje, en su siguiente obra, «Simón y Sophie» (Almuzara), se descolgó con una narración de vampiros en las que homenajeaba a la literatura gótica, con referencias inevitables a sus juveniles lecturas del pasado: Poe, Mary Shelley o Lovecraft, entre otros.
Mientras escribía su nueva novela fueron surgiendo una serie de historias, algunas más breves y otras más largas que a lo mejor nunca iban a dar pie a otra novela, pero que si tenían la autonomía y la entidad suficiente como para formar parte de un libro de cuentos. El autor relata la génesis de alguno de ellos: «Hace cinco años, Marcos-Ricardo Barnatán me contó una historia y me dio permiso para que yo la adornara, dando paso al cuento «Cortezas crujientes». Hay otro relato que surge del mosqueo que tengo porque el Estado nos sobreprotege demasiado con temas como el del tabaco. Tenía las cosas tan claras que al final los escribí en dos meses».
En todo caso, reconoce Maesso que «estas historias me entretiene porque soy de la opinión de que se escribe por divertimento, y si yo sufriera escribiendo, no haría ni una linea».
A pesar de que estos cuentos son independientes, algunos personajes «se meten sin pedir permiso en las historias de otros, apareciendo o desapareciendo, y eso es un recurso que me ha parecido gracioso», reconoce este escritor.
Con este libro Maesso demuestra ser un autor a contracorriente, que no se doblega a las exigencias editoriales. Por eso apostó por el género del cuento, que en los últimos años ha sido muy denostado. «No sé por qué las editoriales no quieren arriesgar y prefieren novelones de mil páginas cuando ha habido grandísimo escritores de cuentos como Borges o Truman Capote». En ese sentido agradece el apoyo de la editorial Barataria y del prologuista del libro, Antonio Rivero Taravillo.
El futuro está en la mujer.
En cualquier caso, lo que si es evidente es que la figura masculina sale muy «desdibujada» o «desenfocada» en estos relatos, tomando siempre la iniciativa las mujeres: «Creo que el futuro está en la mujer y su situación laboral se bebería equiparar a la del hombre, lo malo es cuando ellas pierden los papeles cuando quieren parecerse al hombre», admite. También Maesso se declara «moderadamente feminista», aunque no transige con las más radicales.
Y como no hay dos sin tres, la tercera novela del autor saldrá publicada en octubre. Estará protagonizada por un profesor universitario que lleva una vida anodina y que de forma sesgada se ve relacionado con los acontecimientos del 11-M.
1 comentario:
Soy exactamente de la misma opinión: si escribo es para disfrutar... Saludos cordiales.
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