13 diciembre 2010

El varón desenfocado - Juan Antonio Maesso



No hay en los relatos de El varón desenfocado rastro de ninguna masculinidad al uso ni de cualquier personaje habitual de la comedia humana. Juan Antonio Maesso habita en sus creaciones literarias de una extraña manera, como a retazos, pinceladas de realidad ancladas en un territorio imaginario dentro de una ciudad bien concreta, Sevilla, que se nos muestra tan cierta como enigmática. Su literatura se mueve en un paisaje urbano con referencias identificadas. Su anterior novela, Simon y Sophie, anticipaba la actual moda gótica situando una historia de vampiros en la luminosa capital andaluza, trabajando el claroscuro de la trama hasta acercarla a nuestro entorno cotidiano. Son las mismas calles y plazas en las que se cruzan los personajes de los cuentos de El Varón desenfocado. Todos ellos comparten en algún momento un pedazo de acera aunque lo más probable es que nadie los advierta, ni siquiera ellos mismos se reconocerían en el otro. Serían secundarios y figurantes si se tratase de una película y seguramente su existencia no afectaría excesivamente al argumento. Sin embargo Juan Antonio Maesso hace de ellos materia literaria y nos ofrece su particular galería de retratos, hombres solitarios o en pareja, hermanos o hijos, funcionarios o ex- meteorólogos convertidos en mayordomos postmodernos tratados todos con fina ternura y sutil ironía. Con cierto humor que mantiene la distancia con la realidad, pues no estamos ante un ejercicio costumbrista, y una probada habilidad para desarrollar situaciones insólitas el autor nos enreda en una malla tupida de sentimientos. Trasluce la soledad inevitable de la lucidez, la ternura en el amor carnal y en el que nunca lo será, la fe en la sociedad y el escepticismo en su organización. Se adivina el viaje como estado, la búsqueda de algo pero nunca de absoluto. El último relato Moon river and me es, en mi opinión, el que mejor resume el espacio imaginario creado por Juan Antonio Maesso a base de vidas cotidianas, fabulaciones, datos, afectos y ensoñaciones. Su aroma acompaña al lector aún tiempo después. En estos tiempos de crisis no es poco acabar un libro con la sonrisa en los labios.

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