10 mayo 2011

La mujer en el mundo rural

Bilbao
La Pérgola
Alex Oviedo
10/05/2011


La primera novela de la periodista Leonor Paqué, Una mujer de nada (Barataria) habla de Andalucía, porque la autora, nacida en Bilbao, pasó gran parte de su asolescencia en el sur. «En los años 90 tuve que irme a Madrid. Fue muy duro; así que empecé a escribir como una forma de evasión, tomando como base las historia que me contaba mi abuela». Era, ademñas, una manera de buscar su identidad, y de entender su relación con los hombres. Y para ello nada mejor que novelar a aquellas mujeres que durante la Guerra Civil se encargaron de dar de comer a la familia, cuidar de sus hijos y esperar a que regresara el marido. Una vida muy dura propia del campo «con un componente de realismo mágico», aclara la autora.
- ¿Por qué mujeres de nada?
- Me llamaba la atención que cuando le preguntabas a una abuela qué había hecho en la vida ella te contestara que «nada». Había vivido una guerra, había tenido ocho hijos, había sido violada, y pese a todas esas cosas que le habían pasado, ella seguía diciendo que no había hecho nada. No existe una mujer de nada. Sólo el hecho de darme la vida ya es mucho. Pero si eras pobre y analfabeta, qué eras realmente. No elegías ni siquiera tener hijos. Lo aguantaban todo y la única opción que les quedaba era la resignación.
- ¿En qué cree que ha cambiado la mujer desde entonces?
- En la independencia económica que nos ha permitido disfrutar de la vedadera emancipación. Aunque seguimos necesitando la aprobación del hombre, seguimos necesitando vernos reflejadas en ellos. Y por supuesto necesitamos su amor.
- ¿Cuál es el personaje de su novela con el que más se identifica?
- Quiero más a Antonio el viejo, que es el que parece haber aprendido mejor, que ama con locura a su hija, que es un hombre bueno. Y a las mujeres nos encantan los hombres buenos.
- Sorprendre que en su primera novela refleje un tema tan poco comercial como la vida en unas cuevas, una especie de viaje a lo primitivo.
- Cuántos de nosotros para descansar imaginamos una vida en el campo. Lo sorprendente es que una editorial haya apostado por una historia que no está de moda. Pero creo que en estos espacios diferentes, que son las cuevas, se desarrollan sentimientos de odio, desesperación, ansiedad... Hay gente que me dice: «esta es mi historia», porque en el fondo la novela refleja relaciones humanas que responden a lo que sentimos tú y yo.
- ¿En este paso del periodismo a la literatura, qué diferencias ha encontrado?
- Todo el tiempo estamos contando historias, queremos al hacer una foto o al escribir tres líneas respondernos a nosotros mismos, y ver a los demás, lograr que lo que mostramos refleje compasión o tristeza. Creo que escribir es una forma de no estar sola, de sentir. Y de convertirnos un poco en Dios.

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