La autora peruana publica «Erótika. Escenas de la vida sexual»
Patricia de Souza es autora de «Electra en la ciudad» (2006) y «El ultimo cuerpo de Ursula» (2000), entre otras obras. Aunque le gusta el frances como caja de resonancia, escribe en castellano para transformar lo que vive en autoficcion, «y a ser posible en primera persona porque es la trascendencia de la propia experiencia». Practica la novela de la reflexion, de la experiencia interior, «con rigor y sin horarios -a la manera proustiana-: cierro las cortinas y empiezo a imaginar, a sentir, a escribir». A caballo entre Lima, Mexico y Paris. «La errancia es mi mejor estado», dice.
«Hablo del cuerpo y el deseo. De la sexualidad como forma de acercarse, con miedo 0 no, a los demas», aclara con conviccion Patricia de Souza a proposito de su octavo libro, «Erotika. Escenas de la vida sexual» (Barataria), que viene a ser algo asi como leer a Cavalcanti con el cuerpo humedo, en un intento de sentirlo todo y de todas las maneras posibles -«el mejor modo de libertad es ir contra los cliches»-. Narrado con lenguaje directo, nos sitúa ante un cuadro cuajado de escenas, y cada «frame verbal» nos acerca a mujeres que desean demasiado y «hombres desfasados con el nuevo rol femenino», deconstruyendo asi las leyendas gestadas en torno a una hembra, su cuerpo y su ansia de trascendencia. «Somos, las escritoras y los escritores, el chivo expiatorio de un conglomerado de personas -matiza- que hacen su particular travesia de indagacion carnal y existencial». Sexo-festivo, sexo-sacrificio, dominacion, sumision ... Todo para recordarnos que «si no se ama no se entra en contacto con la muerte». Soez y refinado, el deseo mueve y conmueve a sus protagonistas, «que lo disfrutan y lo temen», ellas, las hijas de la revolucion cultural que preconizara Simone de Beauvoir, las mismas que se atreven a «salir de su prision» para descubrir placer con desconocidos, dejarse seducir por amantes mayores y que consuman -y consumen- sexo como puente hacia el otro, «como sueño de la union, desde la consciencia de que somos seres separados que no llegamos a trascender esa soledad» ... «A fin de cuentas -resume-, el deseo es lo contrario a la restriccion». Toda la obra de De Souza gira en torno al analisis del discurso ejercido por mujeres y a la demolicion de los generos. Atravesada par influencias eclecticas -lecturas clasicas y modernas; paganas y profanas-, no se siente nieta del boom latinoamericano y si algo proxima a la literatura confesional francesa: «Aunque trato de afinar mi canto para poder entonar mi propia cancion». En esa clave de sol afina las paginas de «Erotika», donde el sexo es «ese gesto humano, trascendental, que mantiene algo salvaje que nos pone en contacto con estados arcaicos y remotos». Como un retorno a la caverna.
Ángeles López«Hablo del cuerpo y el deseo. De la sexualidad como forma de acercarse, con miedo 0 no, a los demas», aclara con conviccion Patricia de Souza a proposito de su octavo libro, «Erotika. Escenas de la vida sexual» (Barataria), que viene a ser algo asi como leer a Cavalcanti con el cuerpo humedo, en un intento de sentirlo todo y de todas las maneras posibles -«el mejor modo de libertad es ir contra los cliches»-. Narrado con lenguaje directo, nos sitúa ante un cuadro cuajado de escenas, y cada «frame verbal» nos acerca a mujeres que desean demasiado y «hombres desfasados con el nuevo rol femenino», deconstruyendo asi las leyendas gestadas en torno a una hembra, su cuerpo y su ansia de trascendencia. «Somos, las escritoras y los escritores, el chivo expiatorio de un conglomerado de personas -matiza- que hacen su particular travesia de indagacion carnal y existencial». Sexo-festivo, sexo-sacrificio, dominacion, sumision ... Todo para recordarnos que «si no se ama no se entra en contacto con la muerte». Soez y refinado, el deseo mueve y conmueve a sus protagonistas, «que lo disfrutan y lo temen», ellas, las hijas de la revolucion cultural que preconizara Simone de Beauvoir, las mismas que se atreven a «salir de su prision» para descubrir placer con desconocidos, dejarse seducir por amantes mayores y que consuman -y consumen- sexo como puente hacia el otro, «como sueño de la union, desde la consciencia de que somos seres separados que no llegamos a trascender esa soledad» ... «A fin de cuentas -resume-, el deseo es lo contrario a la restriccion». Toda la obra de De Souza gira en torno al analisis del discurso ejercido por mujeres y a la demolicion de los generos. Atravesada par influencias eclecticas -lecturas clasicas y modernas; paganas y profanas-, no se siente nieta del boom latinoamericano y si algo proxima a la literatura confesional francesa: «Aunque trato de afinar mi canto para poder entonar mi propia cancion». En esa clave de sol afina las paginas de «Erotika», donde el sexo es «ese gesto humano, trascendental, que mantiene algo salvaje que nos pone en contacto con estados arcaicos y remotos». Como un retorno a la caverna.
La Razón
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