18 marzo 2010

La apuesta segura de los clásicos






El Correo de Andalucía
Alejandro Luque
09/03/2010



Las editoriales sevillanas recurren a los grandes nombres como bálsamo anti-crisis.

No pasan nunca de moda, con ellos la calidad está garantizada y, por si fuera poco, no suelen suscitar conflictos de derechos. Son los clásicos de la literatura, los grandes nombres cuya presencia en los catálogos de las editoriales sevillanas y andaluzas vuelve a cobrar fuerza en tiempos de crisis como un bálsamo infalible.
Así, una de las grandes apuestas de la temporada en la editorial Renacimiento es una de las mejores biografías de todos los tiempos, la que dedicó el genial Gilbert Keith Chesterton (1874- 1936) al no menos deslumbrante Robert Browning, cuyo nombre da título al volumen. Traducido por Vicente Corbi, el texto va más allá de la simple exposición de hechos históricos para entrar de lleno en sustanciosas controversias y estimular la reflexión del lector.
Precisamente será Chesterton el protagonista del próximo número de la revista literaria Renacimiento, que edita la propia editorial. La mala noticia es que la publicación dejará de publicarse esta primavera, no sin antes lanzar un número especial en el que intervendrán la mayoría de los poetas que han escrito en sus páginas durante casi 22 años.
Otro gran autor anglosajón, en este caso estadounidense, acaba de ser recuperado por el sello Mono Azul con el título de Puro Far West bajo el cuidado de Javier Lucini. El Lejano Oeste, que revelan los relatos de de O' Henry (1862-1910), un maestro absoluto del género, no es el de los pistoleros épicos de las películas, sino el de los personajes secundarios, "el del indio borracho que entra en el almacén, el revisor del tren o los jugadores de póker que se apartan cuando se desata una riña entre vaqueros", explica el traductor, responsable a la sazón de las memorias del indio Gerónimo, Soy apache, y del ensayo Apacherías del salvaje oeste, ambas en el mismo catálogo.
Otra editorial andaluza, El Olivo Azul, también tiene acostumbrados a sus seguidores más fieles a deliciosos bocados de alta literatura. El último es una singular novela corta escrita a cuatro manos por dos monstruos de la prosa, los británicos Joseph Conrad (1857-1924) y Ford Madox Ford (1873-1939). El autor de El corazón de las tinieblas y el de El buen soldado se dan cita en La naturaleza de un crimen, un absorbente relato epistolar donde se mezclan el amor y la fatalidad. La traducción corre a cargo de Pablo Sauras.
Por otra parte, el escritor, editor y traductor Antonio Rivero Taravillo acaba de publicar en la Biblioteca de Literatura Universal (BLU) su traducción, vocacionalmente definitiva y en versión bilingüe, de la poesía completa de William Shakespeare, que viene a completar la tarea emprendida con la espléndida versión de los Sonetos del genio de Stratford-upon-Avon que vio la luz tiempo atrás bajo los auspicios de Alianza. Cabe recordar que Taravillo ha traducido, entre otros, a Marlowe, Keats, John Donne y Robert Graves, entre otros.
Pero también hay joyas en español recuperadas en estas fechas. Una de las más notables pertenece a quien para muchos es el más grande poeta del siglo XX en nuestro idioma, César Vallejo (1892-1938). La editorial Barataria, en su colección Humo hacia el Sur, acaba de publicar Escalas melografiadas, una colección de prosas de marcado carácter autobiográfico en las que, según la prologuista Patricia de Souza, ponen de manifiesto "que Vallejo fue, junto con José María Arguedas, uno de los pocos autores peruanos que buscó una verdadera escritura literaria que lograse separarlo de la realidad que lo oprimía para ser un hombre libre. No a través del cinismo, sino del grito, del desgarro".
Y en un tono muy diferente, la Biblioteca de Clásicos Andaluces que publica regularmente la Fundación Lara ha rescatado recientemente los exquisitos Recuerdos de Italia del gaditano Emilio Castelar (1832-1899), un viaje por el tiempo y la geografía que va de las playas de Capri a los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina a finales del siglo XIX, todo lo cual es un buen pretexto para desentrañar el pensamiento y el estilo del autor.
Durísimos competidores todos ellos, como se ve, de los escritores vivos que pelean por hacerse un hueco en las librerías.

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