07 junio 2010

Alegato contra la pureza - José Luis Ortiz Nuevo



“Los cafés cantantes matarán por completo al cante gitano en un no muy lejano plazo, no obstante losgigantescos esfuerzos hechos por Silverio para sacarlo de la oscura esfera donde vivía y de donde no debió salir fuera si aspiraba a conservarse puro y genuino”.
Este artículo, lo escribió don Antonio Machado y Álvarez, personaje también conocido por el seudónimo de Demófilo, y fue publicado en el libro “Colección de Cantes Flamencos”, cuya primera edición data del año 1881.
Como dice el autor de este libro, José Luis Ortiz Nuevo, en su página 18, ”Quizá sea esta la primera proclama. La primera vez en que se vindica la razón incorpórea de lo puro. El arranque de una concepción acerca del flamenco que establece radical la diferencia entre lo gitano y lo andaluz y sus esferas”.
Una vez situado en materia, paso a exponer según mi opinión, lo que me parece el libro “Alegato contra la pureza”, en el que Ortiz Nuevo (como se le conoce en el mundillo flamenco) con su brillante pluma nos introduce en lo más profundo de este arte que nació en Andalucía, pero que hoy es del mundo, con lo creo, que ganamos todos y pierden los necios a sabiendas.
El libro, me lo he leído de un tirón, es decir, desde la portada hasta la página 256 en la que pone punto y final. A primera vista, percibo una gran capacidad de trabajo de este hombre, que nació el año 1948 en la localidad malagueña de Archidona.
Para exponer sus argumentos de los alegatos, demuestra que tiene acumulado en su cerebro muchos años intensos de vivencias al lado de grandes artistas, amen de haberse leído muchos libros, y aparte claro está, se ha pasado no se sabe cuantas horas consultando en las hemerotecas, para poder formarse estos interesantes juicios en la línea correcta para esclarecer aún más la historia y vida de este género.
Resulta muy apropiada la lectura para todos los aficionados, incluso, yo diría, que filosóficamente, nos enseña a entrar en una particular evolución natural para decirnos que, no debemos quedarnos inmóviles allí donde vivimos, o quedarnos encerrados con lo aprendido. Es necesario viajar, investigar, mirar a la vanguardia como una amiga, para así formarnos nuestro propio juicio personal, y no quedar atrapados en una sola teoría, puesto que algunas hipótesis a veces acaban siendo realidad; la misma, que necesitamos para vivir y disfrutar del flamenco en toda su extensión agregándole los modernos instrumentos de reciente incorporación como, la percusión, el contrabajo, el violín, y la flauta, y que luego, los hechos y la historia pongan a cada uno en su sitio, de los que ya empezamos a tener claros ejemplos.
Creo que los acontecimientos históricos se deben analizar con el paso del tiempo, no en el momento que sucedieron, ya que el bosque, a veces no nos deja ver los árboles. Hay que estar abierto para recibir las influencias de los artistas, que el tiempo las engulla, o bien salga flote y continúe el avance musical o estético que perdurará. Valga como ejemplo, el espectacular enriquecimiento en la guitarra desde Paco el de Lucena, Ramón Montoya, Sabicas, Manolo Sanlúcar, hasta llegar al gran Paco de Lucía.
Lo mismo podemos decir del cante, que se fue engrandeciendo desde Silverio, Enrique el Mellizo,don Antonio Chacón, Manuel Torre Antonio Mairena, Fosforito, para poner el énfasis actual con Enrique Morente, y Miguel Poveda. Son dos claros exponente del progreso artístico. Ahí es donde yo pienso que quiere ir a parar Ortiz Nuevo en su dilatada experiencia. Nuestro arte, no es una pieza de museo, es una cultura viva en la que tiene cabida la evolución del tiempo.
Transcribo literalmente el párrafo contenido en la página 23, “en aquel tiempo el cante era un tesoro que celosamente conservaban y protegían los gitanos; hasta que llegó el gachó de Silverio y lo puso en venta”.
Esta afirmación figura en el libro “Las confesiones de Antonio Mairena”, edición preparada por Alberto García Ulecia, publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1976. Y nos remite a las páginas 241 a la 252, en donde nos reseña los datos cotejados, así que no hay lugar a dudas. Como erudito y conocedor de cómo se elaboran estos trabajos, basándose en el saber de los que le precedieron, pero empleando al mismo tiempo su propia doctrina.
En la página 101, está la que considero la parte más polémica de este trabajo, el que más heridas puede producir, ya que dice el escritor de don Antonio Mairena. En su párrafo tercero: “lo conocí y lo respeté y lo quise. Lo admiré, modestamente, contribuí a que los poderes públicos lo ensalzaran aún más y así fue declarado Hijo adoptivo de Sevilla y Predilecto de Andalucía”. Lo que viene a continuación, en las páginas, 102, 103, y 104; lo dejo al criterio de los que puedan leer el libro, evidentemente, ocuparía mucho espacio; lo que escribo aquí es una síntesis.
Don Antonio Mairena fue un gran artista, que nos ha dejado una impagable discografía, que es una obra que permanecerá para siempre mientras el mundo sea mundo; otra cosa es que algunos de los seguidores del cantaor, quieran que esto sea inamovible.
Que el maestro de los alcores se pudo equivocar, es posible, casi todos los seres humanos nos equivocamos, yo mismo muchas veces; pero a algunos mortales no se le ha presentado la oportunidad para rectificar. Eso le pudo pasar, a lo mejor, a quien poseyó la III Llave de oro del Cante. Insisto no lo sé, lo que si sabemos es que le gustaba lo bueno del arte. De todas formas, Ortiz Nuevo pide perdón, y en su ánimo no está el ofender a nadie. Aquí es donde está su valentía, en decir en voz alta lo que piensa, sin miedo a las consecuencias.
“Alegato contra la pureza” nos descubre pasaje históricos de nuestro arte en Madrid, la capital del Flamenco, donde José Luis vivió y aprendió al lado de Pepe El de la Matrona, aquel viejo cantaor trianero decía: “Dios o la naturaleza” me consienten la oportunidad y los deseos precisos…
Como director que fue durante años de la Bienal de Flamenco de Sevilla, pienso que se metió en los entresijos, lo que le da una visión clara, que unido a su nivel académico, lo complementa con su sabiduría flamenca, la misma, que nos cuenta con todo lujo de detalles en estos cientos de páginas. Anteriormente, recopiló por escrito las memorias de Pepe El de la Matrona, Pericón de Cádiz, Tío Gregorio el Borrico, Enrique El Cojo, y Tía Anica La Piriñaca, ¡¡ahí es nada!!.
El poeta, escritor, y actor José Luis Ortiz Nuevo se despide polémico en la contraportadas del libro diciendo. “no les quepa a ustedes la menor duda: si el mundo del final del siglo sigue dando vueltas en su sitio y con criaturas vivas, entre las que sean alreor (sic) de lo flamenco cundirá la alarma por estar en trance de haber perdió (sic) o de estar perdiendo su pureza.
Finalizo el análisis de esta obra que da mucho de si, con el convencimiento de seguir aprendiendo y viviendo el flamenco, puesto que me queda mucho por aprender, y compartiendo con aquel sabio que dijo algo así: “con lo que todavía me queda por aprender, y que me tenga que morir”.

No hay comentarios: