Un escritor -Joseph Roth- y un pintor -Georges Grosz- nos han dejado la mejor crónica del fin de una época: el desplome de la república de Weimar y la Mitteleuropa de entreguerras. Ellos firman desde la pintura y desde la literatura el testimonio de la degradación moral de la sociedad centroeuropea. Ambos abandonaron el expresionismo para integrarse en la nueva objetividad, una actitud con la que se daba respuesta a la disolución de un mundo arrasado por las consecuencias de la Gran Guerra y con el horizonte amenazador del nazismo como salida. Izquierda y derecha, una novela de 1929 que publica Barataria en una nueva traducción, es uno de los mejores cuadros de aquella Alemania convulsa y explosiva. Como en la pintura de Grosz, los personajes de Roth (los hermanos Berheim y el lúcido Nikolai Brandeis) son la reveladora representación social y ética de un mundo en crisis. Publicada un año antes que Job, una de sus obras más celebradas, en Izquierda y derecha está ya el Joseph Roth consciente de lo que le rodeaba y más brillante a la hora de expresarlo, con inteligencia y sin esperanza.
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