12 diciembre 2009

El camino a Soradan de Yoon Heung-gil


Literatura coreana
La Universidad de Málaga difunde la desconocida literatura coreana a través de un original certamen de ensayos.
Enrique Benítez


Los aficionados a la lectura que frecuenten este suplemento tendrán dificultades, estoy seguro, para pronunciar el nombre de algún escritor coreano. Y es que si la literatura japonesa cuenta con miles de seguidores en todo el mundo y una larga tradición de éxito y reconocimiento en Occidente, y si bien no está de más recordar el auge del cine hecho en Corea en los primeros años del nuevo milenio -con directores como Kim Ki Duk o Park Chan Wook deslumbrando a los aficionados con obras como «Hierro 3» y «Old Boy», respectivamente- , tampoco puede catalogarse como excesivo admitir sin ambages que la penetración de la literatura coreana en España se ha visto confinada a reductos académicos, a círculos muy especializados en el estudio de la cultura del extremo oriente y a despistados inconformistas capaces de arriesgar en sus elecciones más allá de lo que hacemos reputados lectores y otras especies paranormales de compradores compulsivos de libros.
Precisamente por estos motivos, por la singularidad de la literatura coreana -procedente de un país marcado a hierro candente por su historia contemporánea- y por su casi absoluto desconocimiento en España, brilla con luz propia esta iniciativa de la Universidad de Málaga, capitaneada por el profesor Antonio Doménech y secundada con entusiasmo por el Vicerrectorado de Cultura, que consiste en seleccionar un libro coreano y convocar un concurso de ensayos entre la comunidad universitaria. Ha sido una experiencia asombrosa que ha revelado la sensibilidad yacente en la comunidad universitaria malagueña, que ha competido con obras muy notables y permite albergar aún ciertas esperanzas respecto al oscuro destino cultural al que se precipita nuestra ciudad.
La obra elegida este año, «La cuchara en la tierra» (Verbum), es de fácil consecución, y se da la circunstancia de que en los días previos a la entrega de los premios de ensayo -ceremonia a la que asistió el embajador de Corea del Sur en España- han llegado a las librerías de Málaga dos volúmenes adicionales muy interesantes: la novela «El camino a Soradan» (Barataria) y la selección de relatos «Ji-Do, antología de la narrativa coreana contemporánea», editada en Buenos Aires por Santiago Arcos editor. Disculpen que no cite a los autores, lo haré más adelante.
«La cuchara en la tierra». Novela autobiográfica escrita por Hyun Ki-Young (1941), esta obra melancólica y sentimental es, sin embargo, un libro testimonial que se caracteriza por la penuria y la dramática infancia de su autor. Los recuerdos narrados comienzan a los cuatro años de vida de su protagonista, lo que sitúa la acción en los años finales de la ocupación japonesa -una terrible barbarie tras la que el país quedó asolado, con episodios filonazis de exterminio y prostitución masiva de mujeres coreanas al servicio del ejército japonés- cuando el hambre y el caos apenas dejaban resquicio para vivir con esperanza.
Perteneciente a una familia muy humilde, pronto desgarrada por la ruptura y los problemas de convivencia, sin embargo «La cuchara en la tierra» no transmite casi nunca tristeza y pesar y mucho menos rencor o maldad. Todo lo contrario. A diferencia de la narrativa hispana, por ejemplo, la filosofía vital del autor, enfrentado a toda suerte de calamidades, rodeado de sufrimiento, es una filosofía positiva, volcada con la naturaleza, con el equilibrio, con la belleza de las pequeñas cosas. Incluso las experiencias más horribles y dolorosas son descritas desde una suave distancia, con una perspectiva de melancolía. Predomina el buen recuerdo de una infancia en el campo, a pesar de la pobreza, la alegría por la libertad por encima de cualquier otro matiz negativo. A lo largo de toda la novela fluye el agua, símbolo de la naturaleza, tan amada por los coreanos, tan presente en sus vidas, y aunque la obra discurra por vivencias terribles, se lee con una sonrisa las más de las veces, porque la iniciación de su protagonista a la vida, sus recuerdos más imborrables, destacan por encima de consideraciones interpretativas, de lamentaciones por un destino mejor.
Escritor valiente, Hyun Ki Sung sufrió la cárcel y la tortura por abordar en sus primeras obras un episodio histórico que preside toda esta novela que estamos comentando: la masacre de campesinos de la Isla de Jeju (su zona natal) aplastada a sangre y fuego, silenciada por las dictaduras militares que gobernaron el país desde 1961 hasta 1987, y que sólo en los últimos años ha emergido del pozo de silencio al que fue arrojada.
Como introducción a la literatura coreana, «La cuchara en la tierra» es una novela acertada, ya que permite conocer la cultura de este lejano país de la mano de uno de sus escritores más reconocidos, y de una obra cuyo carácter autobiográfico la llena de fuerza y verosimilitud. En ella sentiremos el amor por la naturaleza y el respeto a las tradiciones que forman parte de su idiosincracia cultural, y su lectura nos ayudará a conocer y a apreciar los sutiles matices de una civilización milenaria y admirable.
«Ji-Do». Antología de la narrativa contemporánea. El argentino Oliverio Coelho, escritor y beneficiario de un intercambio cultural con Corea del Sur, ha seleccionado a ocho autores contemporáneos, nacidos entre 1922 y 1968. Cabe destacar que dos de ellos nacieron en Osaka (Japón) durante la Segunda Guerra Mundial. Beligerante y atrevida, cargada de intencionalidad política, esta sabrosa antología nos acerca a la creación más actual, a través de ocho relatos muy diferentes entre sí pero que tienen la capacidad de transportarnos, de nuevo, a ese alejado confín que es Corea del Sur.
En su prólogo, Oliverio Coelho llama la atención sobre la influencia de la política en la producción literaria. Y es que en Corea del Sur, más que clasificar a sus autores a partir de escuelas de pensamiento o de influencia estética, es la propia Historia la que se ha encargado de modelar sus estilo y temáticas. Un país invadido por Japón desde 1910 hasta 1945, que se enfrentó más tarde a una cruenta guerra civil (1950-1953) cuyo resultado fue su partición en dos mitades y su ubicación perpetua como frente de batalla de la guerra fría, un país que sufrió dos largas dictaduras militares (desde 1961 hasta 1987) no puede dejar indiferentes a sus intelectuales.
«El camino a Soradan». De nuevo la pequeña editorial sevillana de nombre quijotesco sorprende a su legión de admiradores con esta novela diferente, escrita este mismo año por Yoon Heung-gil (1942) y que ya está disponible en castellano gracias a una subvención de The Daesan Foundation. Me baso en las solapas ante la imposibilidad de acometer su lectura: «varios antiguos alumnos de una escuela secundaria se reunen en un autocar en Seúl para emprender un viaje sentimental hacia su pueblo. (...). Una vez allí contarán historias de su infancia, en las que irán apareciendo los problemas que ya entonces se gestaban en medio de la guerra: la aparición de las actitudes dictatoriales, la pérdida de la magia y las tradiciones entre un desarraigo creciente, la colonización cultural, el abandono del campo y el crecimiento abusivo de la ciudad y de sus miserias». Una novela prometedora que enlaza muy bien con «La cuchara en la tierra», haciendo de ambas lecturas un enriquecedor ejercicio complementario.
Una última consideración. Si leen despacio este último párrafo, descubrirán que posiblemente haya muchos puntos en común entre Corea y España, porque la guerra civil, la emigración del campo a la ciudad, la colonización cultural y la perdida de la magia y las tradiciones son también capítulos de nuestra propia Historia. Y sin embargo la mirada coreana sobre su propio pasado es tan diferente a la nuestra que sólo por descubrir esa positiva manera de ver las cosas merece la pena explorar ese camino desconocido que abre ante nosotros esta reveladora literatura. Arriésguese y acertarán.

La Opinión de Málaga








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