22 agosto 2011

ESTÉTICA DE LO PEOR

LUIS FRANCISCO PÉREZ


El último ensayo publicado por el profesor y filósofo José Luis Pardo, Estética de lo peor, es una compilación de ensayos aparecidos con anterioridad en diferentes medios de prensa, catálogos de exposiciones, o revistas especializadas, en un arco temporal que abarca desde 1997 a 2008. Toda compilación de textos, es decir: allegar o reunir en un solo cuerpo de obra documentos ya editados, posee una cualidad admirable que no es otra que la relectura –en el caso, obvio, que se siga a ese autor– de una parte de su obra leída bajo una cierta doble condición de aleatoriedad y eventualidad. Es más, por mucho que nos interese un autor difícilmente tendremos acceso a la totalidad de lo por él publicado. Razón esencial esta en el caso que nos ocupa, pues José Luis Pardo, afortunadamente, escribe y publica con alegre, solvente y dinámica frecuencia.

Estética de lo peor reúne una selección de 15 textos (ninguno de ellos inédito) que si bien están agrupados por bloques temáticos (desconocemos si por deseo del autor o de los editores: poco importa), dichos bloque facilitan menos la lectura –dado que la redireccionan no siempre en el sentido más apropiado– que si optamos por un “ir saltando” entre los textos, bien por un mutuo interés entre el autor y el lector por determinado asunto tratado, bien por una concreta orientación intelectual o ideológica ante los temas debatidos, o incluso, por supuesto, por un decidido rechazo ante un concreto análisis o interpretación de una manifestación estética cualquiera o un determinado apunte sociológico. Si bien es difícil encontrar en Estética de lo peor un decidido centro ante el cual basculen o graviten todo los textos presentados, no es menos cierto que la propia fragmentariedad que el volumen destila ayuda a entender más y mejor algunos de los argumentos intelectuales esgrimidos por José Luis Pardo durante la última década, y entre los cuales la “fragmentación” –del arte y la vida contemporáneos o de la fragilidad del cuerpo dentro de ese escenario de ruptura, entre otros– ocupa dentro de su ideario estético un lugar de centralidad tan esencial como admirable.

Que en un corpus de quince ensayos más de diez posean una grandeza intelectual innegable nos ofrece una imagen concluyente de la tan inteligente como feliz idea de agrupar estos escritos, y más allá de los consabidos oportunismos o estrategias de marketing propio de las editoriales. Dado que, tal como ya hemos apuntado, el volumen carece de un centro unitario, lo más efectivo es focalizar aquellos textos que por sí solos ya ejercen una función solar, y ante la cual las ideas giran fragmentadas dentro y fuera de su órbita. Así el apartado titulado Un amigo americano donde, utilizando como pretexto el análisis de la película de Cronenberg Crash (y no únicamente este film), como también El amigo americano, de Wenders, José Luis Pardo, en realidad, nos está ofreciendo sendos y muy brillantes análisis de cuestiones más cercanas a la metafísica, como son la expiación y la culpa. En el apartado Algésicos comprimidos (textos sobre artistas) sobresale el texto dedicado a Ramón Gaya, donde al autor utilizando una retórica intelectual muy brillante no siempre convence en su deseo (un tanto obsesivo) de hacernos creer que Gaya es un artista vanguardista, pero lo que sí logra Pardo con este ensayo (y no es poco) es replantearnos (una vez más), y más allá del interés o aprecio por Gaya, los siempre tan escurridizos como cambiantes conceptos de “tradición”, “vanguardia” o “contemporaneidad”. Pero en nuestra opinión los dos mejores apartados de que consta el libros son los dos primeros, Ensayos sobre la falta de oficio y Cómo se llega a ser artista contemporáneo, ambos con seis escritos en total, y en los cuales José Luis Pardo, utilizando un sabio dispositivo de “inteligencia humorística” nos ofrece algunos de los más altos ejemplos de especulación teórica y estética que se hayan producido en nuestro país.


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