Este es el título del décimo y último capítulo de las memorias de
Ring Lardner JR., tituladas
Me odiaría cada mañana (I’d Hate Myself in the Morning). Ring Lardner JR. fue un guionista importante en Hollywood, desde los años cuarenta hasta los años ochenta, o quizá podría haberlo sido si hubiera discurrido con normalidad su carrera. El gran obstáculo que encontró, consistió en formar parte de
la lista de los diez de Hollywood, la lista negra. Aunque estuvo encarcelado durante un año, el mayor castigo para este escritor, que era el más joven de los diez ajusticiados, fue trabajar desacreditado o de manera anónima durante los quince años siguientes (desde 1950 hasta 1965) al igual que otros de sus compañeros. De todas formas Lardner consiguió dos oscars en las ceremonias de entrega celebradas en 1942 por el guión original (La mujer del año, junto a Michael Kanin). Y en 1970 por el guión adaptado de M*A*S*H (basada en la novela de Richard Hooker).
Lo mejor será copiar varias frases del capítulo octavo titulado Complacerte nos ha costado veinte mil dólares porque este blog está centrado en los guiones provenientes de otros medios distintos al cine, es decir, en las adaptaciones. A propósito de la labor del guionista… Waldo SALT describió nuestro oficio como “un género distinto que consiste sobre todo en escribir con imágenes; su estética difiere en los sustancial de la inherente al teatro o a la novela, y desde el punto de vista técnico se aproxima a la poesía”.
Sobre las adaptaciones y la arbitrariedad del guión… Para adaptar Semi-Tough (Semiduro), un libro sobre fútbol americano escrito por Dan Jenkins, pergeñé un par de borradores: al productor le gustaron y, lo más importante en los viejos tiempos, a los mandos de United Artists les gustaron tanto que dieron el salto crucial desde el “desarrollo de la mercancía” a su producción como vehículo para el lucimiento de Burt Reynolds; la única pieza que faltaba, el director, se corporeizó súbitamente en la persona de Michael Ritchie. Aunque yo le di a entender que esperaba intervenir en cualquier revisión de la historia, él comunicó al estudio que no deseaba hablar con el viejo guionista y quería uno nuevo a su disposición. También anunció que el eje de aquella comedia satírica ya no sería el fútbol profesional sino los grupos de ayuda y concienciación. Tanto el productor como el estudio consideraron estas demandas arbitrarias pero no excesivas, de manera que, en un alarde de versatilidad, retiraron su respaldo empresarial al libro y el guión que habían adquirido para ejecutar diligentemente todas las novedades que Ritchie y su nuevo amanuense tuvieran a bien ingeniar.
O acerca de las ideas originales… Cuando un amigo mío vio Río Rojo y felicitó al guionista por su trabajo, el felicitado Chase exclamó: “¿Pero no te has dado cuenta de que es Rebelión a bordo?”.
La idea original de M*A*S*H no salió ni de Altman ni de mí, sino de los autores del libro. En cuanto a la película misma, su estructura básica y cada una de las escenas desde el arranque al desenlace son las fijadas en mi guión pese a todas las interpolaciones o improvisaciones de Bob.
Completando la lista de libros y manuales sobre técnica y escritura del guión que se pueden encontrar en librerías y bibliotecas, siempre se agradece la publicación de Me odiaría cada mañana, unas memorias escritas con pulso periodístico del más genuino y absorbente a lo largo de diez capítulos encabezados por el “titular adecuado”, que abarcan su infancia, juventud, madurez e incluso sus reflexiones sobre la existencia y la muerte cercana. Todas las páginas están escritas desde la honestidad, la comprensión y la ausencia del rencor de su protagonista.
Aprovecho para recomendar este artículo anterior de Ángela Armero sobre Ring Lardner JR. que resulta muy enriquecedor sobre otros aspectos alusivos a la escritura de guiones.
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